En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el Banco Nacional de Guinea Ecuatorial organizó una conferencia el lunes 3 de marzo en Anda China, donde la escritora Guillermina Mokuy se convirtió en la voz de un movimiento que busca transformar la percepción de la mujer en la sociedad ecuatoguineana. Con un discurso enérgico y motivador, Mokuy inspiró a su audiencia a desafiar los límites impuestos por la tradición y a construir un futuro basado en la elección libre y consciente.

«¡Queremos Dignidad, Queremos Respeto!»
Durante su intervención, Guillermina Mokuy planteó una pregunta fundamental: «¿Qué quieren las mujeres?». Su respuesta fue clara y contundente: «Queremos dignidad, queremos respeto, queremos la posibilidad de elegir sin miedo. Queremos amar y ser amadas, queremos decidir sin ser juzgadas. Queremos ser reconocidas no solo por lo que damos, sino por lo que somos».
Mokuy abordó uno de los dilemas más comunes a los que se enfrentan las mujeres: la elección entre su carrera profesional y la maternidad. Para ella, esta dicotomía es una barrera artificial impuesta por la sociedad. «Ser madre no debe ser motivo para que una mujer renuncie a sus sueños. ¿Por qué no ser ambas cosas?», afirmó con convicción, subrayando la importancia de romper los mitos y estereotipos que han limitado a la mujer durante décadas.
La Mujer: Pílar del Hogar y de la Sociedad
En su discurso, la escritora no dejó de lado el papel fundamental que desempeña la mujer en su hogar, subrayando que su trabajo doméstico, su esfuerzo y su lucha por su familia no deben ser invisibles. A pesar de los desafíos que impone la maternidad y las dificultades familiares, Mokuy destacó la capacidad de la mujer para mantener el equilibrio en su vida, enfatizando que el verdadero poder de la mujer está en ella misma.

«No se trata solo de igualdad, sino de reconocimiento», declaró Mokuy. En sus palabras, abogó por un equilibrio en el que la mujer no sea vista solo como madre o esposa, sino como una líder capaz de construir una nación.
El Desafío de la Salud Mental y el Apoyo Mutuo
Mokuy también hizo hincapié en la importancia de la salud mental para las mujeres. «Necesitamos crear redes de apoyo para nosotras», afirmó, resaltando que el bienestar emocional es clave para que las mujeres puedan desempeñar sus roles en la sociedad sin sentirse sobrecargadas o invisibilizadas.
Además, hizo un llamado a dejar de comparar la vida propia con la de los demás y enfocarse en el crecimiento personal: «Dejemos de mirar la vida de las demás y concentrémonos en la nuestra».
Un Debate Abierto: Feminismo y Tradición
Uno de los momentos más intensos del evento se produjo cuando una asistente cuestionó el discurso de Mokuy, acusándola de tener influencias occidentales y de proponer ideas ajenas a la cultura ecuatoguineana. Según esta mujer, la idea de educar a los hombres en empatía y desarrollo emocional es una visión importada de Europa, y afirmó que las mujeres que piensan así no podrán formar familias sólidas como las generaciones anteriores.

Otra participante argumentó que el concepto de «empoderamiento» es innecesario, ya que la mujer ya nace con poder. Sostuvo que tradicionalmente el hombre ha sido el proveedor, mientras que la mujer ha sido el alma del hogar, y que el cambio en estos roles ha generado desorientación en los hombres.
Este intercambio de opiniones puso en evidencia la diversidad de perspectivas que conviven en Guinea Ecuatorial sobre el papel de la mujer. Mientras algunas buscan redefinir sus roles con base en la independencia y la equidad, otras defienden las estructuras tradicionales que han regido por generaciones.
Reflexiones Finales: «¡Nosotras Decidimos!»
Guillermina Mokuy cerró su discurso con una invitación a la reflexión: «Yo quiero que vean mujeres valientes que construyeron sin pedir permiso. Que no solo nos vean como madres, sino como líderes capaces de construir una nación».

Concluyó con una frase poderosa de Harry Truman: «Si escuchas una voz dentro de ti que dice ‘no puedes’, escucha más fuerte la voz que dice ‘sí puedes'». Y finalizó con un mensaje de resistencia y esperanza: «Somos las hijas de África, somos la fuerza de la historia. Me levanto, me levanto. Puedes extinguirme con tus amarras y tus mentiras, puedes pisotearme como la misma tierra, pero, como el polvo, me levanto».
Este evento demostró que la conversación sobre el papel de la mujer en Guinea Ecuatorial está lejos de concluir. La diversidad de opiniones refleja la complejidad de una sociedad en transformación, donde el desafío no es solo empoderar a la mujer, sino construir un diálogo intergeneracional que permita avanzar sin perder la identidad cultural. Lo importante, como resaltó Mokuy, es que la mujer tenga el derecho de decidir su destino.